Es febrero y llueve. El frío cala hasta los huesos y me encuentro esperando un autobús en el aeropuerto de Beauvais (Paris, para luna compañía aérea low-cost) bajo un saliente para no mojarme. Mi destino es una ciudad que lloró, una ciudad que murió y renació. Una región que fue quemada y de sus cenizas brotó una alma salpicada de sangre y la cual caería décadas después de nuevo. Amiens se alza como una ciudad renovada, calles peatonales hacen de esta ciudad con alma juvenil un lugar plácido en el que pasar un par de días disfrutando de sus canales, su gastronomía y sus gentes, pero no todo lo que reluce es oro y esta ciudad esconde una trampa. Una trampa de acero y barro. De sangre y lágrimas. De órdenes y fusiles. La ciudad que se vio envuelta en una batalla hace más de un siglo, se viste de anfitriona ante la visita de foráneos. Pero comencemos a explicar qué hemos venido a buscar a esta tierra de dolor.
Me propuse, por mi afán de abarcar tantas cosas como sea posible, inventar una ruta para realizar un tour sobre la Primera Guerra Mundial, que en mi opinión es la gran desconocida de las guerras contemporáneas y acercar a aquellos interesados a una realidad que desde las regiones del norte de Francia han sabido tratar y mostrar teniendo en cuenta todas las sensibilidades, que hoy en día no es tan fácil en muchos territorios (Chapeaux por ellos).
Una guerra que comenzó mucho antes de lo que muchos dicen. Exactamente años antes del asesinato del heredero del trono austriaco Francisco José, cuando las potencias europeas se disputaban el reparto del mundo para exprimir los recursos de las colonias, sin contar por supuesto con “ese” mundo que se repartían. Se repartieron el pastel sin contar con todos los participantes occidentales y los que se quedaron con las migas, pues se enfadaron.
Los acontecimientos sucedieron de la siguiente manera. Extracto de otro texto propio:
“Sarajevo 28/06/1914
Este domingo se presentaba bastante tranquilo en Europa, aparte de pequeños conflictos que existían en diversos países, pero lo que iba a suceder a mitad mañana en la ciudad de Sarajevo, capital de la provincia austro-húngara de Bosnia-Herzegovina, cambiaría la tranquilidad del placentero y veraniego domingo en lo que desataría una serie de sucesos y decisiones hasta acabar en una guerra en Europa que a los años se convirtió en Mundial. Pero vayamos por partes. El sucesor al trono del Imperio Austro-húngaro, Francisco Fernando, estaba de visita en Sarajevo y tenía previsto, junto con su esposa, hacer un circuito por el centro de la ciudad. Fueron varios los intentos de asesinato que se produjeron en apenas 45 minutos pero fue un serbio, perteneciente a la organización Joven Bosnia, quién lo mataría a tiros. Su nombre era Gavrilo Princip.
Gavrilo no había podido dormir esa noche. Y no lo hubiera hecho sabiendo todo lo que se le vendría encima tras lo que iba a suceder. Hacía apenas un mes, que un integrante de la organización Mano Negra, del cual no tenía ni su nombre ni había visto anteriormente, les entregó a él y a otros compañeros armas y granadas en Belgrado. El plan era atentar contra el que sería heredero al trono imperial, el archiduque Francisco Fernando, sobrino del Emperador.
A las 9:45 de la mañana, Gavrilo no sospechaba que sus compinches para el magnicidio fueran tan ineptos que no pudiesen llevar a cabo el plan, así que tras los tres intentos fallidos, los cuales incluían dos bombas no lanzadas y una explosión que hirió a una decena de personas y la cual provocó un fallido intento de suicidio posteriormente, Gavrilo tomó parte, de una manera más directa. A las 10, el heredero hizo una visita al ayuntamiento y cuando salieron, cuarenta y cinco minutos y tras realizar varias maniobras extrañas por callejuelas y calles de Sarajevo, Gavrilo tuvo la suerte o el archiduque la mala suerte de cruzarse en su camino. Cuando Gavrilo vio el Gräb & Stift descapotable maniobrando en una callejuela lateral, sacó la pistola que le habían entregado en Serbia para matar a los herederos al trono. Gavrilo sería arrestado, juzgado y encarcelado. Moriría a pocos meses del fin de la Guerra.”
Tras el asesinato de su heredero, Austria declara la guerra a Serbia, Rusia a Austria, Alemania a Austria, Alemania a Francia, Gran Bretaña a Alemania, Francia a Alemania…y así un largo etcétera que incluye al Imperio Otomano, Italia, Bulgaria, Bélgica…
Una sabia elección
1914, los alemanes con la declaración de guerra de Rusia y Francia tenían 2 frentes abiertos. Lo fácil era derrotar a Rusia cuanto antes y centrarse en Francia, pero los tiempos se les fueron de las manos y mientras los belgas combatían al ejército alemán fuerzas venidas de Gran Bretaña y sus colonias, ocupaban la línea del frente francés.
Una sabia decisión fue comenzar a excavar túneles para crear cuarteles bajo tierra, aunque también fue sabia traer a ingenieros y excavadores profesionales para crearlos.
En el pueblo de Albert, al norte de Amiens se encuentra el museo de “1914” en el que podemos descubrir un poco más sobre las historias detrás de la guerra. Cómo vivían los soldados, los generales (había una gran diferencia), la evolución de los frentes, artículos personales…
Estancados
Lo que se pensaba que iba a ser un paseo triunfal de pocos meses para unos y para otros, resultó alargarse años. El frío del invierno daba paso a las primaveras lluviosas, los secos veranos y de nuevo los lluviosos otoños. Enfermedades en las trincheras, agotamiento físico y mental y todo para avanzar escasos kilómetros.
Los alemanes vieron la oportunidad de “ayudar” a los rusos con su revolución y enviaron a un exiliado con el sobrenombre de Lenin de vuelta a Rusia para encabezar cambios en ese país, que al poco tiempo tuvo que firmar la paz con Alemania para centrarse en asuntos más importantes. Eso dejó el frente francés como el único al que atacar, aunque no iba a ser tan fácil ya que meses después no solo canadienses, franceses, británicos, australianos y un largo etcétera combatían. Llegarían también los estadounidenses que sufrieron también la agonía de estamparse contra muros.
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Post escrito por David Peris Navarro 22/02/2020