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El vino es una bebida que ha estado entre nosotros (los humanos) unos 6000 años. Siempre es bueno entender su origen y como llegó hasta nuestras regiones. Es por ello por lo que siempre, durante el Tour enológico desde Valencia, explicamos durante el trayecto a la primera bodega la historia del vino en la península ibérica.  Y es que este producto, venerado por diferentes civilizaciones y equiparada a bebida de Dioses, ha sido fundamental en el desarrollo social, cultural y económico.

Fueron los Fenicios quienes, en su afán de comerciar con los pueblos mediterráneos, llegaron hasta la Península Ibérica hace 3000 años, concretamente al sur de la península, donde comienzan a comerciar con las tribus locales (Tartessos) y fundan colonias como Cádiz o Málaga. Ellos son los que traen el vino a la península y las viñas que empiezan a plantarse en las zonas de interior del sur de la península.

¿Y por qué son los fenicios los que traen el vino? ¿No había viñas en la península hace 3000 años?

La vid es una planta originaria de Mesopotamia y el Cáucaso. De hecho, el vino más antiguo data de unos 6000 años y fue descubierto recientemente en Armenia. El vino se empieza a elaborar en Mesopotamia y hay varias leyendas que se cuentan sobre el origen del mismo.

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Leyenda del origen del vino Rey Mesopotamia

Dice la leyenda que había un Rey en Mesopotamia al cual le entusiasmaba coleccionar frutos. En aquella zona, donde vivía, se cultivaba uva y cuando llegó la hora de vendimiar, mandó a sus sirvientes cosechar y almacenar la uva recogida en las bodegas del palacio. Dice la leyenda que unos días después, el Rey invitó a algunos amigos a cenar en Palacio y no pudo resistirse a mostrarles sus adquisiciones. Mandó bajar a la bodega a unos cuantos sirvientes, que ya nunca regresaron. Los encontraron pocos días después muertos a todos.

Una semana más tarde, la Reina, llena de rabia y tristeza quiso acabar con el sufrimiento de ver que el Rey dormía en las camas de todas las mujeres de Palacio excepto en la suya. Bajó a las bodegas y con los racimos en sus manos exprimió hasta la última gota para beber el líquido de las uvas malditas, esas que habían matado a los sirvientes únicamente por tocarlas. Al cabo de una hora, la Reina bailaba y juagaba desnuda por el Palacio y se descubrió el vino.

Los fenicios trajeron al mediterráneo occidental esas viñas provenientes de Oriente Medio para comenzar una revolución única.

Tras los fenicios, son los griegos y cartagineses quienes empiezan a comerciar con las tribus de la costa oriental de la península (Íberos), ayudando a éstos a conseguir un desarrollo más rápido. Los griegos por ejemplo introducen su vino y su aceite de oliva en la península. De estos intercambios culturales y económicos surgen la cultura íbera que se asientan en el sur y el este de la península Ibérica.

Y son los Íberos los que empiezan a desarrollar más aptitudes para producir esta bebida. De hecho, hace unos pocos años se descubrió que la bodega más antigua de la Península Ibérica es del periodo íbero de hace unos 2500 años y se encuentra en la zona de Requena. Se trata de unos lagares o piscinas donde se pisaba la uva para posteriormente fermentar el mosto y producir lo que podría ser un tipo de vino. Lógicamente muy diferente al actual que podemos beber. También sabemos que este pueblo es de los primeros en la península en producir una bebida a base de trigo, lo más parecido a la cerveza hoy en día, pero sigamos hablando de vino.

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El Imperio Romano se instauró en la península tras la Segunda Guerra Púnica, derrotando a los Cartagineses comandados por Aníbal. Las colonias íberas que comerciaban con los cartagineses lo siguieron haciendo con los romanos, pero los poblados se fueron diluyendo ya que se abandonaron para instalarse en colonias romanas, perdiendo así creencias y la cultura íbera. Con el vino, sucedió lo mismo, cambiando los métodos íberos por los romanos. Para los Romanos, el vino era considerado alimento y, por ejemplo, a los legionarios se les daba vino antes de la batalla para que lucharan más fuertes/sin miedo. ¿Quién no ha visto alguna vez algún envalentonado por la bebida que ha querido pegarse con 10 a la vez? Así que no os creáis las películas de Romanos como Gladiator. Iban borrachos a l batalla. Cierto es que las tribus germánicas, probablemente también habrían bebido sus dosis de hidromiel.

Los métodos de elaboración y conservación, los grandes viajes para trasladar el vino, hacía que los vinos se pusieran malos (El ciclo de vida del vino es zumo de uva-vino-vinagre), por ello los romanos comenzaron a elaborar vino añadiendo miel, especias como la canela o flores como las rosas y violetas. De esta forma, otorgaban aromas y sabores que enmascaraban el vino rancio y malo que les había quedado. Vamos que podría decirse que los Romanos inventaron la sangría.

También durante los tiempos del Imperio Romano, uno de los acontecimientos que cambió la visión del vino y benefició su producción fue la adopción del Cristianismo por parte del Imperio llevando el Cristianismo por el Mediterráneo. El vino, al considerarse la sangre de Cristo ya no se ve como una mera bebida alcohólica.

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